AFINANDO..
EL SENTIDO DE LA DESORIENTACION
Así , ando últimamente, en esta ciudad y sus laberintos. No hay quien sepa a donde llevan sus calles, ni siquiera con un mapa ni a veces con un GPS. Extrañamente, no siento lo que teme la mayoría de la gente en un lugar desconocido, esa punzada en el estomago al descubrir que no se sabe donde se está, ni si se va por el buen camino, ni entiende uno lo que dice la gente ni lo entienden a uno.
Ya me he acostumbrado de tal forma, que ahora me duermo en los taxis. El tráfico intenso, el mal estado de las calles llenas de baches, las maniobras de los coches y el runrún del motor y de la musiquilla tailandesa de fondo, tienen sobre mí un efecto soporífico que no puedo controlar. Me subo al taxi, doy la dirección en tailandés si puedo y cuando creo que me han entendido, apoyo la cabeza en el respaldo y ahí me quedo. Suelo caer en un sueño profundo escondida detrás de mis gafas de sol para que el taxista no sospeche y me dé aun más vueltas. De vez en cuando, abro un ojo y miro a mi alrededor para ver si reconozco algo. En la mayoría de los casos, no tengo ni idea, solo que sé que estoy en Bangkok. Pero me da igual, tarde o temprano, llego, así que para qué me voy a preocupar.
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