"LA SATISFACCION..
DEL TRABAJO BIEN HECHO.."
Hoy me han dado doble alegría en el colegio, oficial y extra oficial, no es que haya podido utilizar esta palabra muy a menudo últimamente y desafortunadamente, pero es así. La vida trae sorpresas a veces, que no se ven venir y nadie está a salvo.
Después de meses de tener la sensación de no llegar nunca, de no hacer nunca lo suficiente y de numerosas frustraciones tanto profesionales como personales, por fin me llego la hora del reconocimiento por mi trabajo. Entre las numerosas tareas del docente está la de la evaluación de la calidad de sus clases, un proceso más que complicado en este colegio, en el que tienen hasta una tabla para medir ocho parámetros con diferentes criterios. Por los comentarios que había oído de la mayoría de los profesores, conseguir una nota decente en todos, era casi un milagro. El viernes tuve a dos personas de la administración del colegio en clase durante una hora y media, el Director y el Subdirector de Segundaria, tomando notas y observando el desarrollo de la clase. Por mucho que supiera que me iba y que poco iba a influir en mi futuro el resultado de su visita, no dejaba de ser un reto para mí. Una se toma en serio su trabajo y lo que me faltaba era que me dijeran este año que no lo hacía bien. Menos mal que mis alumnos que son unos cielos, me ayudaron en todo momento y se portaron mejor que nunca, la clase que había seleccionado para esto era de grado 8, los mas pequeños que me costó unos meses domar. “Outstanding and Very successful” ha sido la apreciación final de mi trabajo, con un comentario personal que no me esperaba, “es una pena que te vayas, nos hubiese encantado que te quedaras más tiempo”.
Estaba digiriendo los halagos cuando me metí en la siguiente clase, los mayores del año 11, una pandilla de chicos en plena efusión hormonal que se pueden pasar la clase haciendo bromas y despistados pero que sé que aprecian mi sentido sarcástico del humor. En medio del rollo que les estaba pegando sobre cómo escribir un informe policial en francés, me detienen en mis explicaciones diciéndome que tenían que decirme algo. Un poco sorprendida, me paro y escucho. “Hemos decidido invitarla a cenar toda la clase antes de que se vaya”. Debí de poner cara de póker, porque se echaron a reír, porque vieron que me habían pillado desprevenida. Contesté que por supuesto podíamos ir a cenar todos juntos una noche pero que me pagaba yo mi cena, a lo que contestaron que ni hablar, que ellos querían hacerlo de regalo de despedida, por lo que no me atreví a contradecirlos. Volví a casa a comer emocionada, en estos meses, durante los que solo he oído criticas en el terreno personal que han acabado minando mi autoestima aunque no me diera cuenta, por lo menos en el terreno profesional, la despedida va a ser positiva, me iré de Tailandia con la satisfacción de haber conseguido algo, aunque solo sea que me recuerden como lo que siempre he intentado ser.
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