¨QUAND L´EAU..
FAIT DEBORDER LE VASE"
Cuando ya veo que el vaso está lleno y a punto de explotar por razones varias que al final, siempre son las mismas, ya sé que es hora de meterme unos cuantos pinchazos de acupuntura. Para mí son como manos de santo. Algunos se fuman un porro, otro se toman un whisky, otros se ponen a rezar o a hacer vudú con muñecas, cada uno lo lleva como puede. Hacía tiempo que no iba, asi que esta vez, aprovechando que estoy en Asia y en tierra de medicina tradicional china probé el centro en el hospital más cercano.
Me recibió el Dr. Zheng, un vejete con cara de bueno, que no hablaba una palabra de inglés, pero con la ayuda de la enfermera pudo entender más o menos lo que me pasaba. Ya sabía que no necesitaba muchas explicaciones, sólo con tomarme el pulso y mirarme la lengua se enteró de para qué había ido. Lo malo fue que me tomé un caramelo de menta en el taxi a la ida y me asusté al ver la cara que ponía cuando vio el color que tenía en la boca. Sin decirle yo nada, la enfermera me pregunto si me había comido un "sweet" antes de ir..
Siguieron un par de preguntas y me metieron en la camilla.
La sesión resultó ser más "heavy" de lo que me esperaba. El hombre debio de verme peor de lo que yo esperaba y me metió unas cuantas agujas en la cabeza, en las manos y los pies. Acertó con los nervios que buscaba porque me pegaron un par de calambrazos que me hicieron dar un bote en la camilla. Después vi que me iban a enchufar una máquina en algunas de las agujas y empecé a rezar... Me dejaron media hora tumbada allí, divagando a solas con mi alter ego y durmiéndome a ratos. A ver si por lo menos esta noche consigo ahuyentar a los fantasmas que me quitan el sueño.
Kapkunkha, Dr.Zheng...
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