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POR LAS RAMAS

DE VUELTA

DEL PARAISO..

Hoy lunes ha sido duro volver a la rutina aunque sólo haga un mes y unos días ya que llegué aquí, a un nuevo trabajo y un nuevo lugar con lo que conlleva de alegrías, pero también de estrés y de penas.

Nos dieron el viernes libre en el colegio, no es que lo regalen, sencillamente se han debido de dar cuenta que al ritmo que llevábamos todos, era eso o acarear con un sinfín de ausencias, enfermedades varias y sustituciones. Por lo que el viernes por la mañana a las 9h salimos hacia Ban Phe con un chofer particular. Samon, así se llama, es un tailandés seriote y poco hablador, cosa que agradecí porque no me apetecía estar 3 horas de cháchara en el coche o con la radio a tope como suelen tener aquí en los taxis. Al cabo de 10 minutos de musiquilla tailandesa, se vuelve uno loco :) Cogimos la autopista de salida de la ciudad y me acordé de la AP7 que he debido recorrerme en los dos sentidos miles de veces desde que voy de Barcelona a Gerona. No sé porque la verdad, porque no se parece nada al paisaje de aquí, pero debe de ser porque todas las salidas de las grandes ciudades son igual de horribles, con sus fábricas y sus barrios desfavorecidos amontonados. El caso es que a unos 50 km empezó a cambiar la vista y se lleno de palmeras y pueblos. Llegamos a Ban Phe 3 horas después de una parada obligatoria en una gasolinera para tomar un café, que amablemente rechazó Samon. A mí me sentó de maravilla porque iba un poco zombi de la semanita de trabajo que acababa de pegarme.

Ban Phe está lleno de embarcaderos que llevan a los diferentes lugares de Kho Samet, y de ahí nos llevaron en lancha rápida al resort que afortunadamente estaba desierto. De 40 casas, solo 7 estaban ocupadas así que calma total que era lo que más necesitaba. Después de una comida thai en la playa, mi gran dilema fue donde tirarme, en la tumbona, en la hamaca o en el spa de la playa para un masaje. Como tenía todo el tiempo del mundo opté por la hamaca debajo de una pagoda y ahí me tiré la tarde entera, viendo pasar los barcos de pescadores, oyendo el ruido de las olas y poco más. Ni siquiera abrí el libro que me había llevado de Pérez Reverte "Un día de cólera" porque la verdad es que no me pegaba mucho en ese lugar. Después, cena y a dormir hasta las 3h de la mañana, hora a la que me despertó el ruido incesante de la lluvia del monzón que caía a cántaros fuera. Durante un instante pensé que se me iba a inundar la habitación pero me volví a la cama pensando que estaba en una tarima y que había pocas posibilidades de que llegara hasta la cama…tuve suerte porque al día siguiente el propietario del resort me conto que algunos de los inquilinos habían tenido que desalojar sus habitaciones..

El sábado amaneció con sol, es la ventaja de aquí, cae el diluvio y como si nada. Bajé a desayunar frente al mar y a los cocoteros y me volví a tumbar hasta la hora de la comida :), de la siesta y de irme a dormir, eso sí, me metí en el spa dos horas, para un masaje y una ducha al aire libre, cosa que no había hecho en mi vida y que recomiendo. Acabé entendiendo a los nudistas :) eso de estar fuera como dios nos trajo al mundo, con la ventaja de que no nadie moleste, es una gozada.

Me pasé las horas del sábado y del domingo con la mente en blanco después de un año movido y un verano lleno de problemas varios. Hacía mucho tiempo que no conseguía que mi cerebro estuviera en modo standby ..

Este es el enlace para ver las fotos y que se les pongan a algunos los dientes largos ;)

http://picasaweb.google.com/anaharogreaves/KhoSametSept20101#

 

1 comentario

tony -

Y que lo digas Ana, aburrido por estos lares y con un día entero de lluvia, veo tus fotos y tu discurrir por esas maravillas, y se me ponen los dientes bien, pero que bien largos, jejeje.

Un abrazo amiga y que lo sigas disfrutando.