TAXISTAS
Ayer saliendo del teatro me fui a la parada del autobus esperando pillar el último pero ya era tarde, asi que me metí en un taxi para volver a casa. El señor de unos 50 y pico años, muy amable, me preguntó para entablar conversación si había habido fútbol en la tele esa misma noche y pensé, "ya estamos, típico taxista que me va a dar el coñazo todo el trayecto con este rollo". Me preparaba a asentir todo lo que me contara sobre el deporte nacional pero esta vez me equivoqué. Cuando le dije en tono un poco seco que no tenía ni idea porque salía del teatro, me sorprendió con un "Bueno, mejor ir al teatro que al fútbol, ¿no? ", con el que me dejó boquiabierta.
Por lo que empezamos a hablar de obras de teatro y el hombre resultó ser mas aficionado que yo, se había visto todas las obras clásicas del Teatro español y cuando llegamos delante del portal, seguimos hablando de cine y de películas antiguas. Me habló de actores españoles de los años 50 y de los grandes clásicos del cine americano. Nos líamos tanto que nos pasamos 20 minutos en el taxi con la bandera bajada de chachara. Hasta que me di cuenta que estaba a punto de ofrecerle ir a tomar un café al bar de la esquina y seguir hablando pero me reprimí, por el mero hecho que no esta muy bien visto que una señora haga tales proposiciones. Me recordó a un chófer de autobús en París en octubre, que en medio de un atasco impresionante, tomó el micrófono y empezó a relatar la historia del barrio durante la Revolución Francesa con todo tipo de detalles. Todos los que estabamos apiñados alli en ese momento, dejamos nuestas conversaciones privadas para escucharlo y a voces le pedimos más.
Asi que ayer por la noche, más que nunca, tuve que recordarme que las aparencias siempre engañan y que contrariamente a lo que pensaba, no les gusta el fútbol a todos los taxistas.
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