Blogia
POR LAS RAMAS

SANTAS

SANTAS

Santa Rita era italiana, estaba casada y tenia un montón de hijos, cosa extraña para una santa y encima su marido la zurraba. Ni las santas se libran de la violencia de género. Resulta que Dios castigo a su infame marido con una enfermedad que lo dejo tonto para el resto de su vida y Santa Rita que por algo era una santa, decidió quedarse a su lado y cuidarlo hasta el final de sus días. Desde entonces la llamaron la santa de las causas imposibles.

 

En la iglesia Saint Eustache de Les Halles en pleno centro de Paris, en la que están enterrados algunos grandes del siglo XVII, escondido detrás de una columna hay un altar mugriento dedicado a Santa Rita. Solo lo conocen algunos iniciados pero siempre esta repleto de velas, se ve que este mundo esta lleno de causas imposibles. No se de donde viene la devoción que le tenemos pero recuerdo a mi madre llevándonos de la mano a mi hermana y a mi de peregrinación por el barrio hasta llegar a ese altar. Siempre le poníamos una vela, no sabíamos en aquel momento a que causa pero tampoco se lo preguntábamos a mi madre, cada uno tiene las suyas y se apaña con ellas.

 

Claro que después teníamos que pasar por la temida rue Saint-Denis. Mi madre nos avisaba al entrar en ese lugar de perdición que teníamos que cruzar. No miréis, pero nosotras como todos los niños, lo primero que hacíamos era mirar, para descubrir a otras santas en los portales, con piel de gallina,  botas de látex y látigos en la mano, despechugadas en pleno invierno, esperando al próximo cliente.

 

Desde entonces, cada vez que paso por Paris, no me voy sin haberle hecho una visita a Santa Rita. Mis causas imposibles han ido cambiando con la edad, aprobar el carne de conducir, los exámenes de fin de año, encontrar un novio decente, salir con vida de Arabia Saudita tierra de infieles hasta un trabajo nuevo…. Santa Rita siempre me ha hecho caso, no se si porque en realidad mis causas no son tan imposibles o si es que es una autentica santa de las que cumple milagros de verdad.

 

Así que la última vez que estuve,  volví a Saint Eustache, le puse el velón mas grande que encontré y le pedí dos cosas, una ya la ha cumplido, la otra es un secreto que no voy a desvelar aquí.

0 comentarios