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POR LAS RAMAS

REVELACION

REVELACION

 Hoy he tenido una revelación.

Estaba mirando uno de esos programas para marujas de la mañana cuando un tal Oscar Terol presentó su libro: "Técnicas de la mujer vasca para la doma y la toma de maridos". Ya había visto el libro en unas cuantas librerías pero la verdad es que el titulo no me había hecho ninguna gracia. A estas alturas de las relaciones entre hombres y mujeres y en el siglo XXI que se siga pensando en los hombres como pobres mártires que al fin y al cabo se regocijan en esta condición porque les conviene y les es mas cómodo y que se siga asociando a las mujeres con unos seres de otro planeta dominantes y manipuladoras, me parece totalmente fuera de lugar. Debe de ser mi lado francés que me pone los pelos de punto cuando veo algo semejante.

El caso es que escuchaba solo de un oído cuando este hombre pronuncio una frase que me abrió los ojos.

"Los hombres vascos tienen relaciones extramatrimoniales con sus madres"

Fue en ese momento cuando de golpe lo entendí todo. Mi padre volviendo tarde de trabajar sin dar explicación alguna, sus escaqueos para ir a buscar un tornillo los sábados por la tarde. Y mi madre sentenciando con cara de pocos amigos

“Eso es que se ha ido a ver a su madre"

Mi padre volvía sin decir nada, pero a los pocos días, a la temida hora de la cena, soltaba la frase fatídica : "Ha dicho la Madre que.." y con eso lo decía todo, la que mandaba era ella, mi abuela. Vasca por cierto, de Balmaseda en Vizcaya. No sé como mi madre aguanto esto tantos años, me imagino que también tendría su técnica aunque no fuera vasca, pero el hecho es que esto fue así hasta que una tarde mi abuela ingreso en el hospital con casi 90 años y no salió la culpa la tuvo un infarto que nos dejo a todos sin habla porque ella se seguía pateando a diario su pueblo de las afueras de Paris de arriba abajo dos veces al día para ir a comprar. El que se quedo sin habla durante semanas fue mi padre, dejó de dirigirnos la palabra como si fuera una conspiración nuestra, incapaz de compartir un duelo que le destrozó y le sigue doliendo a pesar de sus 80 años. Pero lo que me parece más increíble de todo es que mantuvieran esa relación a pesar de los cuarenta años viviendo en Francia y de la supuesta educación francesa que recibió mi padre en el colegio, Liberte, Egalite, Fraternite.

Para que después digan que las tradiciones se pierden. 

 

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