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POR LAS RAMAS

"FAREWELL..

"FAREWELL..

VARIOS"

Miércoles por la noche, en “Chez Pepin”, una autentica Brasserie parisina en pleno Sathorn. Mientras esperaba a que llegaran los demás, me senté en la terraza en una mesa con su mantel de cuadros blancos y rojos, a saborear  una de las últimas “Shinga” frescas. Si no hubiera sido por el espectáculo de la calle a esas horas de la noche, las motos, los tuctuc pasando a toda leche, la señora de la tienda de al lado vendiendo sus pasteles en la calle, mientras en el interior, una antigua peluquería kitsch, su marido miraba la tele tailandesa a todo volumen, repanchingado en una tumbona, los olores nauseabundos típicos de Bangkok que salían del alcantarillado, y la gente que pasaba por la acera, me hubiese creído que estaba en Paris.

Acabamos en el interior, mezclando español, inglés y alemán mientras nos poníamos las botas con un Hachie Parmentier de pato y un plato de quesos. A nuestro lado, un chico con pinta de rapero, camiseta de beisbol, gorra y cadena de oro reglamentarias se nos quedo mirando con cara atónita. Al salir a fumar un cigarrillo fuera, se acerco. Llevaba dos años sin hablar español, y era de Puerto Rico. Al preguntarle que hacia tan lejos de su tierra, me contesto que era un fanático de Muay Thai, el ancestro en las artes marciales del actual “Thai Boxing” tan popular en Bangkok. Se había venido a Tailandia a encontrar a algún maestro pero no lo había encontrado en la capital, donde este arte apenas se practica ya. Su bisabuelo había salido de España y se le veía muy orgulloso de su apellido castellano. Todo un personaje, que ya hablaba algo de tailandés a pesar de las burlas de los nativos. Un tipo curioso de los que se recorren el mundo y no se sabe muy bien de qué viven, pero que como buen latino, llevaba una foto de su “papi” y de su “mami” en la cartera, y en el corazón, las añoranzas de su tierra hibrida.

 

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