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POR LAS RAMAS

LOS PERSONAJES..

LOS PERSONAJES..

DE MI BARRIO..

En Bangna, mi barrio, hay varios que me tienen alucinada. Cada vez que me cruzo con uno de ellos como el de esta noche que me ha pegado un susto de muerte, me dejan boquiabierta.

Este es un tío de unos 30 años que ya vi al principio de llegar aquí, pero como todo era tan exótico me pareció que quizás era uno de esos que celebraba una fiesta tailandesa que desconocía. Salió de detrás de una valla con un traje de militar puesto, el pelo lleno de hierbajos y la cara pintada con betún. Hasta ahí, todo más o menos normal digamos, lo que no vi la primera vez es que suele pasearse por la misma calle de arriba abajo con cuatro colillas, dos en la nariz y dos en las orejas. No sé donde vive ni si tiene casa porque por el aspecto, parece que no ha visto el agua en 20 años y que duerme en la calle. Después de varios días de cruzarme con él, vi que en un rincón de una tienda tiene un puesto con sus cosas y una mesa que decora con flores en una lata de cerveza. A ningún tailandés del barrio le parece extraño el personaje ese, ni siquiera lo miran y de vez en cuando lo veo sentado en su mesa de cháchara todo serio con los taxis motos. Al volver de comprar tabaco esta noche en el 7/11 que está abierto las 24h cerca del mercado, me ha salido disparado de un rincón. Como no había nadie por ese trozo de calle que estaba oscuro me ha pegado un buen susto pero en realidad creo que se lo he pegado yo a él. No es que haya muchos farangs por el barrio y ha disimulado metiéndose en una cabina telefónica haciendo el que iba a hacer una llamada. Por supuesto que he seguido dándome la vuelta un par de veces para asegurarme de que no lo tenía detrás, pero no, había seguido su camino.

El siguiente es el guardia de seguridad del edificio. Con su traje estilo militar también, se mete en su garita y se queda frito sentado en su silla. La mayoría de las veces, ni se entera de que pasa alguien y con el taxista de turno hemos tenido que despertarlo más de una vez para que levantara la barrera. Este hombre tiene un pelo increíble, al más puro estilo New Wave de los años 80, que no le pega ni con cola con el uniforme. Por mí que se fuma sus porretes en la garita y se queda frito escuchando Mantras que es lo que he oído varias veces al pasar, dentro tiene el chiringuito montado, con su tele, su altar, su foto del rey y su microondas. El único acompañante de sus noches solitarias es un perro piojoso que da vueltas por la zona y que vigila más que él.

También está el del motocarro barbacoa. Este pasea los calamares por el barrio, cuando no lo veo en la gasolinera, lo veo en la esquina y siempre me pregunto quién le comprara esos bichos momificados que tiene tendidos en fila en un hilo metálico, ahumados ya por los tubos de escape. A parte lleva la barbacoa  encendida detrás con unas salchichas  y de vez en cuando veo a su mujer sentada mientras él conduce, dándole la vuelta a las salchichas. Todo un espectáculo, sin nombrar al bar karaoke de la esquina en el que se desgañita cada noche la misma chica con minifalda delante de 4 clientes con caras de aburridos. De lo más auténtico..

 

 

 

  

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